Cloroparafinas
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Cloroparafinas
Las parafinas cloradas se han utilizado durante mucho tiempo para retardar la llama de cinturones de caucho para minas y otros elastómeros. Sus ventajas son el bajo costo, la facilidad de procesamiento y la ausencia sustancial de floración. Sus usos tienden a estar limitados por su estabilidad hasta aproximadamente 230°C, pero esto permite su uso en muchas poliolefinas y elastómeros. Los materiales de mayor utilidad son los sólidos elaborados a partir de parafinas de gran longitud de cadena, óptimamente en la gama C22-C26. Un proceso de cloración mejorado desarrollado que utiliza cloración en presencia de agua, permite la cloración hasta un 73% de Cl, correspondiente a una temperatura de ablandamiento de aproximadamente 130°C con estabilidad térmica mejorada. Al igual que otros retardadores de llama halogenados, están fuertemente sinergizados por el trióxido de antimonio. Una formulación típica para alcanzar una clasificación UL 94 V0 en polietileno es 24 phr Cloroparafinas y 10 phr Sb2O3. Cloroparafinas que es más estable térmicamente y preferido para polietileno y polipropileno de alta densidad. Una formulación sugerida para polipropileno utiliza 53,75% PP, 25,00% cloroparafinas, 7,00% Sb2O3, 10,00% elastómero de poliolefina, 3,00% de sulfuro de zinc, 0,75% de estabilizador y 0,50% de estearato de calcio, para alcanzar V0 a 1,5 mm de espesor. Las cloroparafinas actúan como agentes de acoplamiento mineral-topolímero en polipropileno con carga mineral y también se suman al efecto retardante de llama del ATH o MDH. Las cloroparafinas se describen con más detalle a continuación en relación con las aplicaciones de elastómeros. Además del óxido de antimonio, se han demostrado interacciones retardantes de llama favorables de las cloroparafinas con el óxido de magnesio y con las nanoarcillas. Las formulaciones de HDPE que contienen cloroparafina, MDH y grafito expandible (discutido a continuación), más posiblemente un modificador de impacto, prometen su uso comercial en paletas. Aunque las cloroparafinas con menos cloro y cadenas más cortas tienen problemas de toxicidad, principalmente acuática, las cloroparafinas con mayor cloro y con cadenas más largas han mostrado resultados toxicológicos y ambientales favorables, según lo informado por la Asociación de la Industria de Parafinas Cloradas. Las cloroparafinas de 20 carbonos de son particularmente benignas.