Palancas volante
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Palancas volante
El volante, sin duda, ha pasado por una larga trayectoria con muchos cambios notables que han mejorado nuestra forma de conducir y sentir el control del coche. Aunque hoy en día no hayamos percibido el cambio tan brusco, su evolución ha sido muy notable; comenzando en el siglo XIX por una palanca fabricada en madera con el apodo de “cola de vaca” por su forma, transformándose en el siglo XX al volante circular con el que contamos en la actualidad. Las levas en el volante en los coches automáticos favorecen esa conexión entre el hombre y la máquina que sí tienen los manuales. Las levas en el volante son unos pequeños pulsadores, tiradores o palancas de plástico, metal, fibras de carbono u otro material que permiten reducir o aumentar la marcha sin necesidad de usar una palanca de cambio. El conductor puede decidir cuándo subir o bajar de marcha, pero se evita pisar el pedal del embrague. Pueden ubicarse en los radios del mismo volante (la opción más común) o en la columna de dirección, según el modelo. Ambas variantes tienen sus ventajas: la primera favorece una conducción más cómoda y fluida, ya que no hay que separar las manos del volante en ningún momento; la segunda proporciona una referencia fija al conductor.