Concentración y orientación
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Concentración y orientación de la fibra
En principio, cuanto mayor es el contenido en fibras del material, mayor es el incremente de resistencia producido. En la práctica, sin embargo, contenidos mayores del 80% en volumen no son convenientes pues sino las fibras no estarán completamente rodeadas por la matriz. Las fibras cortas se introducen habitualmente al azar (caso de la fibra de vidrio), lo cual proporciona un comportamiento isotrópico y facilita mucho la preparación. Por el contrario, las fibras largas y continuas se colocan habitualmente alineadas en una determinada dirección, lo que proporciona una excelente resistencia a la tracción en esa dirección. Sin embargo, su capacidad de soportar cargas en la dirección transversal es muy pequeña. En los últimos años es cada vez más frecuente la utilización de fibras cortas alineadas. El incremento de la resistencia es sensiblemente menor que el obtenido mediante fibras largas, pero su preparación en muchos casos es más barata. La disposición u orientación relativa de las fibras y su concentración y distribución influyen radicalmente en la resistencia y en otras propiedades de los materiales compuestos reforzados con fibras. Con respecto a la orientación existen dos situaciones extremas: alineación paralela de los ejes longitudinales de las fibras y alineación al azar. Las fibras continuas normalmente se alinean (a), mientras que las fibras discontinuas se pueden alinear o bien se pueden orientar al azar o alinearse parcialmente. Normalmente, cuando los materiales compuestos tienen fibras orientadas al azar, éstas suelen ser discontinuas y cortas. El módulo elástico de los materiales reforzados, tanto si las fibras están alineadas como si están orientadas al azar, aumenta al incrementarse la fracción de volumen de la fibra. En las aplicaciones en las que las fibras están sometidas a esfuerzos totalmente multidireccionales normalmente se utilizan fibras discontinuas orientadas al azar en la matriz. Las consideraciones sobre la orientación y la longitud de las fibras de un compuesto particular dependen del nivel y de la naturaleza del esfuerzo aplicado y del costo de fabricación. Las velocidades de producción de compuestos con fibras cortas (alineadas y orientadas al azar) son rápidas y se pueden conformar piezas de formas intrincadas que no son posibles con refuerzos de fibras continuas. Además, los costos de fabricación son mucho más bajos que en el caso de compuestos reforzados con fibras continuas y alineadas.
Propiedades de la fibra
Generalmente se necesita de una fibra que sea resistente, indeformable y ligera. Además, si el composite va a utilizarse a altas temperaturas, se requerirá también que la fibra tenga un alto punto de fusión. De acuerdo a sus características y diámetros se clasifican en whiskers (triquitas), fibras y alambres. Los whiskers son monocristales muy delgados que presentan las mayores relaciones L/D. Debido a su pequeño diámetro tienen muy pocos defectos y por tanto resistencias muy elevadas. Sin embargo, son difíciles de incorporar a las matrices y sus precios son muy elevados. Las fibras son los materiales más empleados. Una importante característica de muchos materiales, especialmente los frágiles, es que las fibras con diámetros pequeños son mucho más resistentes que el material macizo. Como es sabido, la probabilidad de la presencia de una imperfección superficial crítica que conduzca a la rotura disminuye cuando aumenta el volumen específico. Este fenómeno se utiliza con ventaja en los compuestos reforzados con fibras. El material utilizado como fibra de refuerzo debe tener alta resistencia a la tracción.
Propiedades de la matriz
La matriz debe ejercer diferentes funciones: mantener las fibras en su posición más adecuada, protegerlas de daños durante el procesado y la utilización del composite, transmitir a las fibras de cargas que soporta el material, evitar que la fractura de una fibra se propague a las demás, etc. También es generalmente la responsable de las propiedades químicas, eléctricas y térmicas del composite. Por consiguiente, entre sus propiedades deben encontrarse la ductilidad, elasticidad, resistencia a la erosión, resistencia térmica, etc. Las matrices más habituales son las poliméricas, seguidas de las metálicas, por su elevada ductilidad. Prácticamente todos los polímeros termoplásticos y termoestables se comercializan reforzados, al menos, por fibras cortas.
Conexión Fibra-Matriz
La adherencia entre la fibra y la matriz debe ser máxima, tanto para evitar su deterioro, como para que la transmisión de la carga desde la matriz a las fibras sea óptima. Normalmente, con matrices poliméricas y metálicas la adherencia es muy buena. No obstante, también pueden utilizarse recubrimientos para las fibras que favorecen en sus enlaces con la matriz. Así, las fibras de vidrio y carbono suelen recubrirse de algún material orgánico (silanos generalmente) para mejorar sus enlaces con los polímeros. También es preciso tener en cuenta que, si la fibra y la matriz no presentan similares respuestas térmicas (expansión-contracción) los enlaces se romperán con facilidad.
Cargas y Agentes de Acoplamiento
Los plásticos rellenos (o reforzados) contienen grandes cantidades de rellenos (20 – 50 % en peso referido al polímero o incluso ocasionalmente más). Los rellenos se dividen en extensores, que simplemente proporcionan volumen y menor costo del producto, y refuerzos, que mejoran varias de las propiedades del polímero. Los agentes de acoplamiento mejoran la adhesión entre el relleno y el polímero, preferiblemente a través de enlaces químicos; su uso confiere propiedades reforzantes a extendedores económicos, mejora el rendimiento de los refuerzos y permite aumentar el contenido de relleno. El efecto de refuerzo de los rellenos depende de su química, forma (fibras, escamas, esferas) y tamaño (longitud de fibra, tamaño de partícula). Los efectos de refuerzo más importantes son:
1. Mayor resistencia, alargamiento máximo, rigidez (módulo de elasticidad) y, en algunos casos, resistencia al impacto
2. Temperatura de distorsión térmica y estabilidad dimensional mejoradas, contracción reducida y estabilidad mejorada de los valores mecánicos a altas temperaturas y en tiempos prolongados (fatiga)
3. Modificación de la densidad (normalmente aumentada)
4. Mejora de la resistencia química y menor absorción de agua
5. Mejor calidad superficial y dureza superficial
Se utilizan cargas especiales para obtener compuestos con las siguientes propiedades:
1. Baja inflamabilidad
2. Conductividad eléctrica y blindaje electromagnético
3. Radiación y blindaje UV
4. Biodegradabilidad
5. Supresión de ruido
Los rellenos se caracterizan por una serie de parámetros que incluyen el origen geográfico (minerales); tamaño de partícula y distribución de tamaño o longitud de fibra; pureza, especialmente contenido de metales pesados; contenido de agua; blancura; valor de adsorción de aceite o valor de adsorción de plastificante (ASTM D 281–31, para rellenos de PVC); densidad; calor especifico; y conductividad térmica. La consistencia, especialmente con respecto a la pureza y el tamaño de las partículas, es un criterio importante de calidad. Los aspectos de salud ocupacional (p. ej., el polvo) y las cualidades de procesamiento (p. ej., el comportamiento abrasivo hacia la maquinaria, los efectos sobre la viscosidad y la humectabilidad – dispersabilidad en la masa fundida) también son factores importantes que influyen en la selección de los rellenos.
Formas y Estructuras
Químicas Rellenos Esféricos y Polvos
El carbonato de calcio es cuantitativamente el relleno más importante. Las formas naturales (por ejemplo, tiza, mármol o piedra caliza) se muelen hasta convertirlas en polvo en forma seca o húmeda. Las formas sintéticas o precipitadas más finas [a menudo abreviadas como CCP (calcium carbonicum praecipitatum)] se obtienen pasando dióxido de carbono a través de lechada de cal o haciendo reaccionar cloruro de calcio y carbonato de sodio. Otros rellenos minerales incluyen dolomita molida [CaMg(CO3)2], sulfato de calcio (yeso) y sulfato de bario (barita molida o formas precipitadas, que tienen una densidad muy alta de 4,5 g/cm3). La sílice se utiliza como producto cristalino natural (arena, polvo de cuarzo) o como producto sintético amorfo. Este último se obtiene por precipitación a partir de una solución de vidrio soluble con ácido o por hidrólisis a la llama a partir de tetracloruro de silicio (gel de sílice pirógeno). Se emplean microesferas de vidrio sólidas y huecas de varios tamaños. Las microesferas huecas tienen la densidad más baja de todos los rellenos (0,2 – 0,4 g/cm3). Otros polvos incluyen harina de madera, harina de corcho, almidón, óxidos metálicos (p. ej., Al2O3, MgO, ZnO, TiO2, óxidos de hierro) y polvos metálicos (p. ej., Al, Cu, Ni, bronce, Zn, esferas de silicato recubiertas con Ag). El negro de carbón se obtiene por combustión incompleta de hidrocarburos gaseosos y líquidos. La calidad y las posibles aplicaciones (pigmento negro, aditivo de conductividad o refuerzo) dependen del proceso de producción, la pureza y el tamaño de las partículas. Los rellenos en escamas incluyen talco, caolín (arcilla china), mica, carburo de silicio, trihidróxido de aluminio, grafito y metales (p. ej., aluminio).
Rellenos y refuerzos fibrosos
Se utiliza una amplia variedad de rellenos y refuerzos fibrosos inorgánicos y orgánicos. Se están desarrollando nuevas fibras cerámicas y minerales. Las fibras de carbono se fabrican principalmente mediante la ciclación térmica oxidativa de las fibras de poliacrilonitrilo. Se clasifican por su fuerza. Las fibras cortas (p. ej., 3 o 6 mm) se cortan a partir de hilos de filamento. El material de partida para la producción de fibras de vidrio es el filamento de vidrio, que se corta en vidrio textil de unos pocos milímetros de largo. Este producto se muele en fibras cortas (p. ej., 0,2 – 0,6 mm) cuando el refuerzo se mezcla con el polímero en la extrusora. Las fibras de aramida se obtienen, por ejemplo, por policondensación de cloruro de tereftaloílo y p-fenilendiamina. Se cortan en varias longitudes y se utilizan como refuerzo. Las fibras monocristalinas (es decir, bigotes) pueden basarse en metales, óxidos metálicos o carburos metálicos. Agentes de acoplamiento. Los acabados típicos de silano tienen la estructura general (X)3Si(CH2)3-Y, en la que X es un grupo alcoxi de cadena corta (OCH3, OC2H5), un grupo aciloxi, OH o Cl; Y es un grupo funcional como mercapto, amino, azido, metacrilato, epoxi, una función anhídrido o una cadena hidrocarbonada más larga. Los grupos funcionales (por ejemplo, vinilo) también se pueden unir directamente al silicio. También se utilizan silanos poliméricos que contienen grupos alcoxi y grupos funcionales, así como bis(trimetoxi) sililo. Los nuevos desarrollos incluyen mezclas de silanos que tienen diferentes funciones. Los sistemas de titanato y circonato tienen la fórmula general XmM(O-X-R-Y)n, donde M denota Ti o Zr; X indica un grupo alcoxi; Z puede ser un grupo carboxilo, sulfonilo, fosfato o pirofosfato; R puede ser una cadena hidrocarbonada larga; e Y es un grupo funcional tal como amino o metacriloxi. No es necesario que estén presentes todos los grupos Z, R e Y. En se proporciona un estudio de los tipos recomendados. Agentes de acoplamiento misceláneos. Estos incluyen aluminatos, aluminatos de circonio, ácido esteárico y estearatos, parafinas cloradas, ceras de poliolefina y polibutadienos carboxilados o polipropilenos modificados con ácido acrílico o maleico.