Composites
Termoplàsticos
Materiales compuestos o Composites
Los materiales compuestos son aquellos que contienen dos o más fases o materiales constituyentes distintos, en una escala microscópica o macroscópica sin que, generalmente, se disuelvan recíprocamente, y en los cuales las propiedades físicas son alteradas significativamente en comparación con las del material homogéneo. Los composites pueden presentarse en fase sólida, líquida y gaseosa. El objetivo que se busca con la fabricación de un material compuesto es alcanzar mejores propiedades que las que presentar los materiales componentes de forma asilada, como por ejemplo, obtener una relación resistencia/peso, mejorar la resistencia al desgaste y a la corrosión, etc…para poder ser utilizados en los distintos campos ingenieriles.
Clasificación
Normalmente, los composites se clasifican en tres categorías de acuerdo a sus formas: materiales particulados (formados o reforzados pro agregados de partículas), materiales estructurales (laminares o “sándwich”) y fibras (materiales reforzados por fibras).
Materiales reforzados por partículas. La adición de partículas de mayor o menor tamaño a una determinada matriza es un recurso habitualmente utilizado para obtener materiales resistentes. Las partículas de refuerzo son habitualmente más duras y resistentes que la matriz, se cohesionan fuertemente con ésta y mejoran apreciablemente sus propiedades mecánicas. Según el tamaño de las partículas, pueden distinguirse dos tipos de composites particulados diferentes: los composites reforzados por dispersión y los composites con partículas grandes.
Composites reforzados por dispersión. Presentan partículas de tamaño muy pequeño (<100nm), homogéneamente distribuidas por toda la matriz. Su efecto es similar al que produce el fenómeno de la precipitación o envejecimiento en una aleación metálica. Las pequeñas partículas, aunque no son coherentes con la matriz, actúan a nivel atómico-molecular impidiendo la propagación de las dislocaciones, con el consiguiente aumento de la dureza y la resistencia a la deformación plástica y a la tracción. Pero en cualquier caso, es la propia matriz la que soporta mayoritariamente las fuerzas que actúan sobre ella. Normalmente, este tipo de reforzamiento se aplica en metales y aleaciones metálicas, utilizándose generalmente óxidos metálicos como fase dispersiva. Obviamente deber ser materiales duros, inertes para no reaccionar con la matriz y poco solubles en ésta (porque la solubilidad favorece la formación de enlaces indeseables entre la matriz y las partículas). El endurecimiento obtenido en estos materiales no es tan elevado como el que puede conseguirse por precipitación. Sin embargo, tiene la ventaja de que se mantiene a altas temperaturas durante periodos de tiempo prolongados. Recordemos que en los materiales envejecidos, los tratamientos térmicos reducen su resistencia a absorber una fase a la otra. Ejemplos importantes de composites reforzados por dispersión lo constituyen el sistema Al-Al2O3 (14%), utilizado en reactores nucleares, el sistema Ni-ThO2, aplicado en componentes de turbinas, y el sistema WThO2, que se usa en filamentos y resistencias calefactoras. Todos estos materiales deber ser preparados por metalurgia en polvo, dadas sus elevadas temperaturas de fusión y dureza.
Composites con partículas grandes. También se les denomina composites aglomerados y composites verdaderamente particulados (“true particulated composites”). Dado su tamaño, la interacción de estas partículas con la matriz no tiene lugar a nivel atómico o molecular, y sus efectos se producen a nivel macroscópico. Las partículas restringen los movimientos de la matriz que les rodea y van a soportar una parte importante de las fuerzas que se ejercen sobre ella. Evidentemente, su efectividad aumenta con la cohesión matriz-partícula que se establezca. Las partículas pueden tener geometrías y tamaños diferentes, pero se debe tratar de que presenten la misma dimensión en todas las direcciones, para evitar orientaciones con mayor fragilidad. Además, hay que tener en cuenta que la cohesión con la matriz será mejor cuanto menor sea su tamaño y más homogénea sea su distribución. Por otra parte, se pueden modular las propiedades mecánicas del composite preparado teniendo en cuenta que, de acuerdo con las regla de las mezclas, las propiedades finales dependen del volumen relativo de ambas fases. Se preparan este tipo de composites especialmente sobre matrices metálicas y poliméricas, utilizando partículas cerámicas como refuerzo aunque también hay materiales muy importantes con matriz cerámica, como son el hormigón o el asfalto. Entre los polímeros ejemplos conocidos de materiales reforzados por partículas se encuentra el caucho vulcanizado reforzado por hollín. El hollín está compuesto por pequeñas partículas esféricas de carbono que se producen en la combustión incompleta de la madera o los combustibles fósiles. La adición de este material tan barato mejora enormemente la resistencia al desgaste y al calor, así como la dureza y resistencia de los neumáticos vulcanizados. En materiales poliméricos más caros se añaden otros reforzantes más limpios, como carbonato de calcio, esferas de vidrio y diferentes arcillas.
Los composites laminares se caracterizan por su elevada resistencia en todas las direcciones, siendo además ligeros y de bajo coste. Pueden tener también propiedades térmicas interesantes, y generalmente se diseñan para que su resistencia a la abrasión y a la corrosión sea buena. Los más comunes de estos materiales, son los llamados laminados, formados por láminas de materiales con elevada resistencia en una determinada dirección (madera, plásticos reforzados con fibras alineadas). Estas láminas se apilan y se pegan entre sí de manera que las direcciones preferentes de elevada resistencia se van alternando. De esta manera el material final tiene una elevada resistencia en todas las direcciones (evidentemente siempre inferior a la que tendría en la dirección preferente si todas las láminas se apilaran con igual orientación). El adhesivo utilizado para unir las láminas es habitualmente un polímero que endurece por calentamiento y presión. Entre los laminados más habitualmente empleados se pueden citar los vidrios de seguridad, formados por dos láminas de vidrio unidas por un adhesivo plástico que impide que en caso de ruptura salgan despedidos trozos de vidrio. Mención especial merecen los microlaminados, compuestos de láminas de aluminio alternadas con láminas de polímeros reforzados con fibras. Algunos de ellos, como el Arall, con láminas de Kevlar muy delgadas adheridas a las láminas de aluminio se usan en los fuselajes de los aviones. Estos compuestos son sumamente ligeros, pero al mismo tiempo muy duros y resistentes a la corrosión, a la fatiga y al impacto. Además, no son afectados por la luz (a diferencia de los polímeros) y se mecanizan y reparan con facilidad.
Las estructuras “sandwich” más comunes constan de dos láminas externas resistentes, llamadas caras, separadas por una capa de material menos denso y resistente, llamado núcleo. Los materiales de las caras suelen ser de acero, aleaciones de alumio, plásticos reforzados e incluso papel. Su misión es resistir fuerzas sobre el plano y los esfuerzos de flexión transversal. El material del núcleo es normalmente un material de baja resistencia, pero su mayor espesor proporciona al compuesto sándwich una alta rigidez a la flexión con una baja densidad general. Su función es mantener separadas las caras evitando las deformaciones perpendiculares a éstas proporcionando flexibilidad y también aumentar la resistencia a la cizalladura. Los laminados de vidrio o termoplásticos reforzados con fibra de carbono o principalmente polímeros termoendurecibles ( poliésteres insaturados , epoxis ...) son ampliamente utilizados como materiales de piel. La chapa también se utiliza como material de revestimiento en algunos casos.
Características de los composites
Las propiedades de estos materiales van en función de la naturaleza de la resina, de la naturaleza del refuerzo elegido y de su presentación, así como de la elección del método de fabricación. Sin embargo, tienen en común ciertas propiedades ligadas a su naturaleza compuesta y a la presencia del refuerzo:
- Anisotropía más o menos marcada según el tipo de refuerzo
- Baja densidad
- Características físicas y mecánicas en función de cada uno de los constituyentes y de sus respectivas proporciones
- Gran resistencia a la corrosión y a la oxidación
- Propiedades mecánicas elevadas
- Posibilidad de realizar formas complejas
- Buenas propiedades eléctricas y dieléctricas (esencialmente los compuestos de fibra de vidrio y resina)
Estos materiales tienen, sin embargo, limitaciones, como, por ejemplo, comportamiento limitado ante la temperatura y el fuego, problemas de envejecimiento (en medios húmedos, bajo la acción de rayos ultravioletas.) y problemas también de fabricación y de unión de piezas. Las piezas de compuestos no se obtienen generalmente como las piezas de metal o madera. En efecto, los compuestos son heterogéneos y anisótropos. Además, su concepción y puesta en obra requieren una formación previa
Ventajas
- Altas propiedades mecánicas (resistencia y rigidez)
- Bajo peso
- Permiten la obtención de formas complejas reduciendo el número de elementos (integración)
- Ausencia de corrosión (Aunque aparecen mecanismos de degradación)
- Permiten la optimización del diseño
Desventajas
- El proceso de fabricación influye en la calidad del producto
- Baja tolerancia al daño (impacto)
- Degradación polimérica
- Limitaciones en reparaciones
Aplicaciones
Actualmente la gran mayoría de componentes de material compuesto con responsabilidad estructural, están basados en matrices termoestables cuyas principales familias son las resinas de poliéster, viniléster y epoxídicas estando reforzados con fibras continuas (fibras de vidrio, carbono y aramidas). El apilamiento de distintas capas de estos materiales, permiten la creación de laminados y estructuras híbridas.