Los enlaces cruzados iónicos entran en la categoría de enlaces cruzados térmicamente lábiles, es decir, enlaces cruzados químicos que se rompen en el calentamiento y se reforman en el enfriamiento. Ejemplos de reticulación iónica son la hidrólisis de polietileno clorosulfonado con un óxido metálico divalente y una fuente de agua, y la neutralización de poli (ácido etilen-co-metacrílico) a sales de metales divalentes. En un producto comercial típico de polietileno clorosulfonado hay un grupo clorosulfonilo por cada 200 átomos de carbono del esqueleto. La magnesia (MgO) y una resina de madera hidrogenada (como fuente de H2O) se pueden usar como un sistema de reticulación para producir reticulaciones de sulfonato de magnesio en el polímero. La neutralización de copolímeros de etileno que contienen hasta 5% –10% de copolímero de ácido acrílico o metacrílico con una sal metálica como el acetato o óxido de zinc, magnesio y bario produce productos denominados ionómeros. (Los productos comerciales pueden contener sales de metales univalentes y divalentes). Estos tienen propiedades interesantes en comparación con el copolímero no ionizado. La introducción de iones provoca el desorden de la estructura semicristalina, lo que hace que el polímero sea transparente. Los ionómeros actúan como termoplásticos reticulados reversiblemente como resultado de la separación de microfase entre el carboxilato de metal iónico y los segmentos de hidrocarburo no polar. El comportamiento es similar a la reticulación física en elastómeros termoplásticos.