Para los que no estén familiarizados con la azarosa historia de los fisiatrones también llamados FS, recordaremos que fue Jean Solomides quien los desarrolló. Los fisiatrones sintéticos están compuestos por sustancias capaces de modificar o solubilizar las glicoproteínas que rodean y protegen a la célula cancerosa. Solomides también afirmó que podían atacar y dañar la propia membrana. Estas sustancias, incluso si pudieran tener una acción favorable sobre las células malignas, tienen en la mayoría de los casos gran dificultad para llegar a su proximidad. La mayoría de las moléculas elegidas por Solomides tenían como objetivo crear una acción de peroxidación a nivel de la membrana celular. Así que había creado diferentes tipos de medicinas. Algunos de ellos contenían antimitóticos o hormonas. El E.R.P o éter-óxido-ricino-polioxietileno extraído del aceite de ricino y polioxietilenglicol, ejerce una triple acción: la primera por representar el vehículo ideal para el transporte de las sustancias elegidas a las células malignas; la segunda porque es capaz, como una enzima, de lisar y dispersar la capa de glicoproteínas que rodea y protege la membrana celular; el tercero ya que tiene una acción inmunológica a nivel de los linfocitos B. Finalmente, algunos trabajos en curso sugieren que habría una acción "inversa", es decir, que podría, como la vitamina A y los retinoides, empujar a la célula a volver a su estado normal (diferenciación). Los FS, si bien definitivamente no curan el cáncer, tienen excelentes cualidades que nos pueden ayudar enormemente en oncología. Tienen un valor terapéutico real capaz de potenciar las terapias contra el cáncer (quimioterapia, radioterapia, inmunoterapia), reducir la inflamación y, en consecuencia, el dolor y, finalmente, facilitar la curación. Estos medicamentos se pueden usar durante los tratamientos de quimioterapia. Se inyectan por goteo antes del paso de los productos de quimioterapia para potenciar estos últimos.