Tendinitis
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Tendinopatía, la utilidad de los ácidos grasos acetilados
Los tendones son las estructuras de tejido conectivo fibroso gracias a las cuales los músculos se conectan con los huesos (o en algunos casos, con la piel, como ocurre, por ejemplo, con los músculos faciales). En el cuerpo humano hay 267, con características diferentes entre sí y no sólo en cuanto a forma y longitud. Baste decir, de hecho, que si todos los tendones se deslizan dentro de vainas fibrosas, sólo algunos están envueltos por una vaina, llamada sinovial, que facilita el deslizamiento dentro de las primeras, mientras que la mayoría están rodeadas por las llamadas láminas peritendinosas. que tienen la misma función que la vaina sinovial, pero con una estructura diferente. Sin embargo, la estructura del tendón es siempre la misma: cada tendón, de hecho, está compuesto principalmente por fibras de colágeno, que le confieren una gran resistencia, y, en menor medida, por fibras de elastina, que garantizan una mínima elasticidad. Estas cualidades son fundamentales para permitir que los tendones realicen mejor su función principal, que es transmitir la fuerza muscular a los huesos, activando las articulaciones. Los tendones son, por tanto, indispensables para el movimiento y su papel crucial emerge con fuerza cuando estamos afectados por una tendinopatía, es decir, una enfermedad que afecta a estas estructuras como: tendinitis o inflamación del tendón; tenosinovitis, el proceso inflamatorio que afecta la vaina sinovial; una tendinosis, la patología crónico-degenerativa que sufre el tejido del tendón con el tiempo, especialmente después de inflamaciones repetidas que no se tratan bien o, de nuevo, de una rotura real del tendón. Entre las tendinopatías prestamos especial atención a las tendinitis.
La tendinitis es la inflamación de los tendones, es decir, las estructuras elásticas del tejido conectivo que conectan los músculos con los huesos. El proceso flogístico afecta con mayor frecuencia a hombros, codos, manos, muñecas, rodillas y tobillos. La tendinitis suele desarrollarse tras estrés repetido y cambios degenerativos que, con el paso de los años, acaban dañando las fibras que componen el tendón. A esta aparición también pueden contribuir traumatismos importantes, defectos posturales, sobrepeso, situaciones congénitas (como valgo de rodilla o pie plano) y ejercicios físicos que impliquen un abuso de determinadas articulaciones y grupos musculares (tenistas, bailarines, etc.). El riesgo de desarrollar tendinitis también puede aumentar en presencia de enfermedades sistémicas, como artritis reumatoide, gota, hipercolesterolemia y diabetes, y durante algunas terapias farmacológicas.
La tendinitis suele manifestarse con dolor al movimiento y a la palpación. A veces, si la inflamación se extiende a las vainas tendinosas, puede estar asociada con hinchazón del tendón inflamado (como ocurre, por ejemplo, en la entesopatía del tendón de Aquiles), calor al tacto y, raramente, enrojecimiento de la piel suprayacente. La tendinitis también puede predisponer a la formación de nódulos (como ocurre, por ejemplo, en la inflamación de los tendones de la muñeca) y calcificaciones.
Las causas de la tendinitis
Las causas de la tendinitis pueden residir en la inflamación si los tendones se someten a un estrés excesivo después de cualquier actividad.
Muy a menudo escuchamos sobre inflamación o lesiones en los tendones. Veamos cuál es la diferencia de estas 2 condiciones. Tendinitis es el término para indicar un proceso inflamatorio que afecta a los tendones, caracterizado por dolor intenso y, a menudo, hinchazón y enrojecimiento en el área afectada por la inflamación. Tendinosis, por otro lado, es el nombre clínico que indica la presencia de un proceso dañino que afecta la anatomía del tendón y que puede conducir a la ruptura real del tendón. Las lesiones de tendones son muy comunes en el mundo del deporte y uno de los motivos se debe a la rigidez de los tendones, lo que por un lado permite un alto rendimiento deportivo, pero por otro puede exponerte a procesos dañinos. Ambas condiciones comparten una sintomatología dolorosa que se indica con el término genérico tendinopatía, que indica una condición patológica compleja que afecta al tendón, caracterizada por dolor, función reducida y tolerancia reducida al ejercicio. Además, algunos estudios han informado que esta condición puede reducir la calidad de vida de los afectados, así como afectar negativamente algunas actividades diarias, como el trabajo y las relaciones sociales.
Causas de la tendinitis
Existen algunos factores de riesgo que pueden provocar la inflamación de los tendones, es decir, la tendinitis. Desde trabajos específicos hasta malos gestos, a continuación vamos a indicarte algunas de las causas principales de la tendinitis:
- Forzar demasiado los músculos o los tendones: sobre todo en profesionales del deporte, en bailarines o en personas que trabajan con ordenadores (al clickar constantemente sobre el ratón).
- El estrés también puede provocar que los tendones se inflamen debido a que agarrota los músculos y las extremidades y puede provocar que no circule bien el líquido y este se quede acumulado.
- Un traumatismo también es motivo de que aparezca tendinitis.
Las zonas del cuerpo que suelen experimentar de forma más habitual esta inflamación son las muñecas, las rodillas, los hombros o los talones.
Consejos anatómicos: ¿qué es un tendón?
Un tendón es un haz de tejido conectivo que se encarga de unir los músculos a los huesos. Los tendones están compuestos principalmente por fibras proteicas de colágeno tipo I, mientras que la parte restante está formada por diversas sustancias, como proteoglicanos, glucosaminoglucanos, glicoproteínas y otras proteínas colágenas (tipo III, IV, XII). Esta particular composición garantiza tanto resistencia como elasticidad, de hecho los tendones son capaces de resistir las fuerzas generadas por el músculo para permitir el movimiento.
Tipos de tendinopatías
Generalmente, la causa de las tendinopatías es multifactorial y compleja, aunque el proceso patológico se remonta a una sobrecarga repetitiva del tendón, que conduce a la formación de un cambio estructural en las fibras de colágeno. La tendinopatía ocurre con más frecuencia en la mediana edad o en la vejez, ya que las estructuras de los tendones parecen más débiles y, por lo tanto, más propensas a sufrir lesiones e inflamación. Por otro lado, la mayoría de las tendinopatías en sujetos jóvenes se deben a actividades físicas intensas y repetitivas, que someten al tendón a una sobrecarga excesiva.
Las tendinopatías se encuentran comúnmente en las extremidades superiores e inferiores
- Tendinopatía del hombro;
- Tendinopatía del talón;
- Tendinopatía del codo;
- Tendinopatía de rodilla;
- Tendinopatía glútea.
Los factores de riesgo que conducen a una situación de tendinopatía son diferentes y pueden depender del tipo de deporte practicado, algunos tipos de trabajo, la presencia de enfermedades sistémicas, el sobrepeso e incluso una determinada predisposición genética. Además, se ha demostrado que el uso de algunos antibióticos, como las fluoroquinolonas, o el abuso de corticoides pueden aumentar el riesgo de tendinopatía y rotura del tendón.
El manejo de las tendinopatías
Existen varios enfoques para controlar los casos de tendinopatías, pero todos tienen como objetivo reducir los síntomas, especialmente el dolor, promover la recuperación y aumentar la funcionalidad. Los regímenes terapéuticos se pueden dividir en dos tipos: pasivos que incluyen tratamientos farmacológicos, terapias de inyección, terapia con ultrasonido y terapia con láser; y los activos, que consisten principalmente en fisioterapia, rehabilitación de pacientes y manejo de cargas.
La terapia depende de la etapa de progresión de la enfermedad
- Tendinopatía en fase aguda: el tratamiento recomendado en este caso pasa por el reposo total de la actividad física; El uso de medicamentos antiinflamatorios (AINE) sólo es útil en los casos en que el proceso inflamatorio es muy marcado. La terapia instrumental, como la terapia con láser o la terapia tecar, es útil para restaurar la fuerza de los músculos y tendones involucrados.
- Tendinopatía en fase crónica: el tratamiento en este caso se centra principalmente en la recuperación gradual de la movilidad mediante ejercicios, en particular los llamados excéntricos, que consisten en estirar al máximo el tejido muscular y en consecuencia alargar los tendones conectados a él.
Ácidos grasos cetilados (CFA)
Una ayuda importante para el tratamiento de los síntomas dolorosos de las tendinopatías proviene de los ácidos grasos cetilados (CFA). Los CFA son una mezcla de ácidos grasos de origen vegetal que han demostrado ser eficaces para reducir el dolor muscular, articular y tendinoso. El mecanismo de acción del CFA es promover la lubricación articular y por tanto mejorar mecánicamente el movimiento de la articulación. Además, se ha demostrado que el efecto beneficioso producido por los CFA, aplicados mediante masaje terapéutico en sujetos con síndrome de dolor osteoartrítico, podría estar mediado por la modificación mecánica de la membrana sinovial, generando así la reducción de los síntomas del dolor. Todos los participantes del estudio se aplicaron el Parche de ácidos grasos cetilados (CFA) durante 8 horas diarias durante 10 días consecutivos, sin recurrir a ningún otro tipo de tratamiento instrumental o farmacológico. El dolor y la funcionalidad del hombro se evaluaron mediante una escala de evaluación específica durante la primera visita, a los 10 días de la primera visita y en el seguimiento posterior a los 35 días. Los resultados demostraron cómo la aplicación del parche ácidos grasos cetilados (CFA) durante 10 días consecutivos fue útil para reducir el dolor y aumentar la función articular en sujetos que padecían tendinopatía del hombro. Además de estos datos importantes, es aún más interesante observar el mantenimiento del efecto beneficioso obtenido, incluso en el seguimiento, sin aplicar más el Parche ácidos grasos cetilados (CFA). En conclusión, gracias a la acción de los ácidos grasos cetilados, son útiles para mejorar la movilidad articular y reducir los síntomas dolorosos a nivel articular, musculo-esquelético y tendinoso, incluso en el caso de lesiones deportivas, permitiendo recuperarse rápidamente. a las actividades diarias normales.
Los suplementos de equinácea son muy efectivos en caso de tendinitis
- Sauce: (Salix sp.) contiene el principio de la aspirina. Hacer una decocción de un pellizco d 2 gr. de la corteza seca por vaso de agua. Tomar dos o tres tazas al día. Uso prolongado puede causar irritación del estómago.
- Equinácea (Echinacea) El poder antiinflamatorio de la equinácea resulta útil para el tratamiento de lesiones en los músculos y los tendones especialmente aquellos que están producidos por estiramientos o movimientos repetitivos en ciertas trabajos o deportes (trabajo en ordenador, trabajadores de una cadena productiva, jugadores de fútbol, de tenis, esquiadores, etc.) Entre estas tenemos, por ejemplo, la tendinitis o la bursitis. (Infusión de una cucharada de la planta seca por taza de agua. Un par de tazas al día) (Puede tomarse en forma de suplementos en dosis de 600 mg diarios, repartidos en tres tomas)
La crema de árnica ayuda a reducir el dolor causado por la tendinitis
- Árnica: (Arnica montana) Aplicación de una loción sobre la zona dolorida con pomada de árnica.
- Ajenjo (Artemisia absinthium) (Aplicar incluyendo mojadas sobre la zona afectada)
- Consuelta (Symphytum officinale) Aplicación de una loción en la zona dolorida con ungüento de consulta.
- Parietaria (Parietaria officinalis L.) (Aplicación de una pastilla de mojada con el líquido resultante de una infusión de una cucharada seca de miel por litro de agua)
- Verbena: (Verbena officinalis) (Cocine un puñado de hojas en agua durante 15 minutos. Cocinemos una taza y apliquemos en la zona dolorida)
- Agrimonia: (Agrimonia eupatoria L.) (Verter 70 gotas de extracto fluido por litro de agua. Aplicaremos el líquido anterior mediante botella o gas sobre la zona afectada.)
- Lycopodium (Lycopodium clavatum) Aplicar la planta seca dentro de un trozo de trozo de gasa sobre la zona dolorida. Dejarla sobre esta zona mientras dormimos
- La garra del diablo: Es antiinflamatorio, analgésico, antirreumático, por tanto, está indicado en caso de reumatismo crónico, artritis reumatoide, artrosis de diferente localización (coxartrosis, gonartrosis, artrosis cervical), dolores articulares en general, tendinitis, neuritis traumática.
- Helicriso
- Manuka
- Dieta de los Ligamentos (Alimentación y Ligamentos)
- Una dieta rica en verduras, especialmente con alimentos que contengan magnesio y silicio, ayuda a mantener en buen estado los músculos y los tendones:
Entre los alimentos que contienen mucho magnesio mencionamos: la verdolaga, las espinacas, la lechuga o el espárrago,
Las plantas con alto contenido de silicio son: el perejil, las ortigas,- resulta muy adecuada la sopa de ortigas- o las nueces.
Piña para tendinitis
La piña es un alimento muy indicado para la tendinitis, ideal para el tratamiento de ligamentos. La bromelina de la piña tiene propiedades antiinflamatorias por lo que resulta muy útil para aliviar el dolor. Comer piña es un hecho habitual entre todos los deportistas para evitar la inflamación de los tendones (tendinitis) o de los sacos sinoviales (bursitis). La costumbre de añadir piña a las ensaladas, mezclada a ser posible con la papaya que también también bromelina, ayuda a superar los dolores articulares, no sólo de los deportistas sino de todas las personas en general. Los problemas de sueño, esguinces o luxaciones pueden ser menos dolorosos y tratarse previamente con una buena dieta a base de piña.
La información relativa a medicinales, plantas medicinales y suplementos se extrae de libros de fitoterapia y material informativo de las empresas fabricantes y no pretende sustituir el consejo médico. Las aplicaciones comunicadas no tienen en ningún caso carácter prescriptivo ni terapéutico.