Rotura de menisco
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Rotura de menisco
Un menisco desgarrado es una de las lesiones de rodilla más comunes. Cualquier actividad que haga que tuerzas o gires la rodilla con fuerza, especialmente al poner todo tu peso sobre ella, puede dar como resultado un menisco desgarrado. Cada rodilla tiene dos piezas de cartílago en forma de C que actúan como un cojín entre el hueso de la espinilla y el hueso del muslo. Un menisco desgarrado causa dolor, hinchazón y rigidez. También puedes sentir un bloqueo en el movimiento de la rodilla y tener problemas para extenderla completamente.
Que son los meniscos
Las lesiones de rodilla más comunes son las que afectan a los meniscos, dos pequeñas estructuras fibrocartilaginosas en forma de C situadas entre los cóndilos femorales y la tibia. Durante los movimientos, los meniscos permiten descargar entre el 30 y el 70% del peso que pesa sobre el cartílago articular, estabilizando la rodilla. Su forma, ligeramente elevada en los bordes y cóncava en el interior, aumenta también la congruencia de las superficies articulares que forman esta importante articulación.
¿Cómo saber si el menisco está desgarrado?
El dolor es la primera señal de alarma. Es un dolor particular que se presenta sobre todo cuando la rodilla gira o se dobla mucho. Típico es el dolor que sientes al agacharte, al bajar del coche o al cambiar repentinamente de dirección mientras caminas. En todos estos movimientos el menisco roto queda atrapado entre el fémur y la tibia y por eso empieza a doler. El segundo mensaje que debería ser alarmante ante una lesión meniscal son los bloqueos articulares. El bloqueo es una sensación de chasquido en la articulación, un movimiento no libre que en algunos casos puede incluso producir ruido al producirse. El tercer mensaje está aumentando. Cuando la rodilla se infla, estira la parte delantera como un pequeño globo. El derrame no es un síntoma específico, pero podría deberse a una inflamación provocada por un menisco desgarrado. La última posibilidad es que el menisco roto dé sensación de inestabilidad y flacidez como si se hubiera roto un ligamento. Es más raro que otros síntomas, pero puede ser un tipo de manifestación de desgarro de menisco.
La posibilidad de intervención en caso de rotura de menisco implica diversas técnicas que se eligen en función de las necesidades del paciente y del tipo de lesión. Hoy el principal objetivo debe ser reparar el daño meniscal, precisamente por la concienciación sobre las funciones fundamentales que desempeñan los meniscos en la articulación de la rodilla. Esto ahora es posible para algunas lesiones con excelentes resultados utilizando instrumentos modernos que permiten la colocación de múltiples puntos dentro de la rodilla sobre el menisco, todo ello por vía artroscópica. Las lesiones que tienen ventaja a la hora de ser reparadas son las de la zona más periférica de la rodilla llamada zona Roja, es decir, la zona que más sangre recibe y por tanto la que más fácilmente puede curar.
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