Los nucleótidos son compuestos orgánicos esenciales para la vida. De hecho, representan las unidades constituyentes de los ácidos nucleicos (ADN y ARN), que como sabemos son los custodios de la información genética. Cada nucleótido está formado por tres componentes:

Como componentes básicos de las células, los nucleótidos y los ácidos nucleicos están presentes en la mayoría de los alimentos que comemos. El cuerpo humano puede producir naturalmente todos los nucleótidos que necesita, ya sea creándolos desde cero o reciclando partes de las células. Por esta razón, los nucleótidos no son nutrientes esenciales. Sin embargo, el aporte dietético puede volverse importante en circunstancias de enfermedad, estrés o lesión, y en períodos de crecimiento.

El principal papel biológico de los nucleótidos es formar los componentes básicos de los ácidos nucleicos, como el ADN y el ARN. Además, los nucleótidos juegan un papel fundamental en la señalización y el metabolismo celular. Por ejemplo, transportan energía en forma de ATP para impulsar varias funciones celulares que requieren energía. Los nucleótidos juegan un papel clave en numerosas reacciones enzimáticas, influyendo en el metabolismo de los nutrientes y representando un factor clave en la síntesis de proteínas.

Los alimentos son una fuente importante de nucleótidos para el organismo. En concreto, los alimentos más ricos en nucleótidos son aquellos que tienen una alta densidad celular, como:

Una dieta saludable generalmente proporciona alrededor de 1 a 2 g de nucleótidos por día. Considere que la carne y el pescado aportan aproximadamente de 1,5 a 8 gramos de ácidos nucleicos por cada 100 gramos de alimento. Debido a que los nucleótidos pueden sintetizarse endógenamente, no son nutrientes esenciales. Sin embargo, en situaciones estresantes, se ha informado que los nucleótidos de la dieta tienen efectos beneficiosos, por ejemplo, en el sistema inmunitario.