Presión arterial alta
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¿Qué es la presión arterial y cuál es su función?
Cada vez que nuestro corazón late, bombea sangre a todas las partes del cuerpo. La fuerza que ejerce la sangre sobre las paredes arteriales se llama presión. La presión arterial es uno de los parámetros vitales de una persona y es fundamental ya que garantiza a nuestras células oxígeno y nutrientes. La presión arterial se mide en milímetros de mercurio (mmHg) y se refiere específicamente a:
- Presión sistólica, con valores óptimos entre 120 y 130 mmHg;
- Presión arterial diastólica, con valores óptimos entre 80 y 85 mmHg.
Además de la presión arterial, es bueno saber que existen otros tipos de presión que son fundamentales para nuestro organismo. Tenemos:
- Presión venosa (es decir, la presión necesaria para transportar la llamada sangre de "retorno");
- Presión venosa central (esa presión en la aurícula derecha);
- Presión venosa porta (la presión de la vena porta);
- Presión pulmonar (en este caso, la hipertensión pulmonar es una patología bastante rara);
- Presión oncótica (expresada en relación a la cantidad de proteínas plasmáticas).
Cuando la presión arterial es alta: hipertensión arterial
Cuanto mayor sea la presión arterial, más importante será, lógicamente, el trabajo de la bomba cardíaca. La hipertensión arterial, comúnmente definida como "hipertensión esencial", es una patología cada vez más extendida que provoca un estrechamiento de la pared arterial. Un diagnóstico correcto de la hipertensión arterial siempre se produce mediante la medición correcta de los valores de presión arterial. La hipertensión es una condición muy común en nuestra sociedad y también puede ser causada por niveles altos de cortisol en la sangre. Esta es una condición que lamentablemente tiene una alta prevalencia en la población general, que conlleva un alto riesgo de eventos cardiovasculares adversos y al mismo tiempo se torna complejo de manejar desde el punto de vista terapéutico. Cuanto mayor sea la presión arterial, mayor será el riesgo de daño al corazón o a los vasos sanguíneos de todos aquellos órganos fundamentales como el cerebro y los riñones.
¿Cuándo se define la presión arterial como alta?
Hablamos de hipertensión arterial o hipertensión cuando, durante una medición "de consulta" (medición realizada por un profesional sanitario, normalmente un médico, en un hospital o clínica), la presión arterial sistólica es igual o superior a 140 mmHg y/ o la diastólica alcanza o supera los 90 mmHg en un paciente relajado, sentado cómodamente y con los brazos apoyados a la altura del corazón, sin doblar ni cruzar las piernas.
¿Cuáles son los valores de referencia?
¿Cuándo podemos decir que la presión arterial es lo suficientemente alta como para que sea necesario el uso de suplementos para la hipertensión? ¿Cómo se mide? La presión arterial se mide en milímetros de mercurio mmHg y se compone de dos valores: presión sistólica y presión diastólica. El primero se detecta cuando el corazón se contrae y bombea sangre dentro de los vasos arteriales, mientras que el segundo se registra cuando el corazón se relaja.
A continuación se muestran los valores de referencia para los cambios en la presión arterial:
- Los sujetos con valores diastólicos y sistólicos de 130-139 mmHg y 85-89 mmHg se clasifican como con presión arterial normal/alta;
- Hablamos de hipertensión de primer grado cuando los valores de presión arterial diastólica y sistólica son de 140-159 mmHg y 90-99 mmHg;
- La hipertensión de segundo grado se define cuando los valores de presión arterial diastólica y sistólica son de 160-179 mmHg y 100-109 mmHg;
- Hablamos de hipertensión de tercer grado cuando los valores de presión arterial diastólica y sistólica encontrados son superiores a 180 mmHg y 110 mmHg.
- El control y seguimiento periódico de los valores de presión arterial antes mencionados es fundamental en la prevención cardiovascular primaria y secundaria, especialmente con el avance de la edad.
Suplementos para la presión arterial alta
La hipertensión arterial afecta cada vez a más personas en nuestra sociedad y si se descuida puede provocar una serie de complicaciones más o menos graves. Es una de las afecciones más frecuentes en todo el mundo y que ahora afecta a todas las edades. Por lo tanto, prevenir esta patología y comprender cómo mantenerla dentro de los rangos normales se vuelve cada vez más importante. Además de una dieta saludable y una actividad física regular, existen otros remedios recomendados para combatir la hipertensión, como los suplementos específicos de arginina de alta calidad con citrulina, vitamina C y extracto de hoja de olivo. Veamos juntos cuáles son los mejores.
Presión arterial alta: síntomas
La presión arterial alta a menudo se considera un asesino silencioso, ya que la mayoría de las personas no saben que la padecen. Generalmente la enfermedad surge tras un simple chequeo rutinario y se confirma tras un examen cardiológico. Los síntomas que suelen estar relacionados con un aumento importante de la presión arterial son los siguientes:
- Dolor de cabeza (incluso violento);
- Cambios en la visión (estrechamiento del campo visual, etc.);
- Enrojecimiento de la cara;
- Falta de aliento o cansancio;
- Zumbidos en los oídos (tinnitus);
- Mareos o vértigo;
- Náuseas y/o vómitos;
- Dolor en el pecho;
- Palpitaciones del corazón;
- Sangrados nasales (epitaxis)
¿Cuáles son las causas de la hipertensión?
Las causas de la hipertensión aún no están claras en la actualidad. Lo que sabemos es que la hipertensión arterial está determinada por una serie de factores tanto ambientales como genéticos. La distribución de la grasa corporal también es un factor de riesgo de enfermedades cardiovasculares, incluida la hipertensión. De hecho, la hipertensión arterial muy a menudo también se asocia con trastornos metabólicos como la dislipidemia, la diabetes tipo 2 o el síndrome metabólico, o con otros factores de riesgo como el tabaquismo o la reducción de la actividad física. Entre los factores de riesgo cardiovascular también se encuentra el aumento de los niveles de homocisteína. La creciente atención prestada en los últimos años a esta molécula atestigua lo dicho. La homocisteína es un factor aterogénico muy conocido y está implicado en enfermedades neurológicas y reumáticas. Esta molécula deriva del metabolismo de la metionina y tiene la capacidad de alterar la función endotelial normal, provocando un desequilibrio en la producción entre factores antiagregantes y factores protrombóticos. Otros estudios realizados en pacientes de alto riesgo nos han demostrado que la disfunción endotelial tanto en la circulación coronaria como periférica también puede predecir la aparición de un problema cardiovascular como la hipertensión. Además, esta disfunción a nivel endotelial, además de contribuir al daño cardiovascular, también influye en su progresión. Las deficiencias crónicas de micronutrientes, como las vitaminas B y la vitamina C, pueden ser en sí mismas factores de riesgo de hipertensión arterial. Por ejemplo, los pacientes con hipertensión arterial tienden a tener concentraciones plasmáticas más bajas de vitamina C en comparación con los sujetos normotensos.
Potasio y presión: ¿cuál es su papel?
El potasio juega un papel muy importante dentro de nuestro organismo. Además de intervenir en la transmisión nerviosa, en la regulación del equilibrio hidroelectrolítico y en el control de la contractilidad a nivel muscular, el potasio desempeña un papel protector sobre los niveles de presión arterial. Aunque el potasio es útil para bajar la presión arterial, también se ha dicho que dicha suplementación puede en algunos casos estar contraindicada, por lo que es bueno saber que el magnesio es un mineral que participa activamente en el metabolismo del potasio y el sodio.
El papel del magnesio y la presión arterial alta
Se sabe que los niveles bajos de magnesio podrían representar un factor predisponente a la hipertensión arterial o enfermedades cardíacas en general. Un estudio realizado en Estados Unidos sobre sujetos deficientes en magnesio demostró que estas personas estaban más predispuestas a contraer patologías como aterosclerosis, infarto de miocardio e hipertensión. Aún otras investigaciones han demostrado la eficacia del magnesio en el tratamiento de arritmias, formas graves de asma u otras patologías en general, situándolo como uno de los métodos más eficaces para bajar la presión arterial. Los sujetos que deberían estar interesados en los beneficios debidos a una ingesta adicional de magnesio son todos aquellos que presentan, entre otras cosas, trastornos cardiovasculares como enfermedades cardíacas, hipertensión, insuficiencia cardíaca, angina. Una disminución del magnesio también podría producir cambios agudos en los músculos cardíacos. De hecho, el magnesio favorece la vasodilatación y su reducción suele estar relacionada con un aumento de la presión arterial debido a la vasoconstricción. Estos datos sugieren que el magnesio podría influir significativamente en la contractilidad de las células del músculo liso a nivel endotelial, modulando la regulación de los canales de calcio.
Suplementos para el control de la presión arterial alta
Algunos problemas cardíacos tienen su origen en la integridad del tejido cardíaco y las paredes de nuestros vasos sanguíneos. Actualmente se sabe que la vitamina C contribuye al proceso de formación de colágeno, un componente muy importante para el tejido conectivo y, por tanto, para los vasos sanguíneos. Mantener los vasos sanguíneos en buen estado también es importante para mantener la presión arterial, fundamental para el transporte de oxígeno y nutrientes al corazón. Se han realizado estudios que han encontrado que la vitamina C tiene efectos favorables en el control de la presión arterial. También son muy interesantes para el control de la hipertensión la arginina y la citrulina, dos sustancias que tienen la capacidad de favorecer la producción de óxido nítrico (NO), que a su vez actúa activamente sobre la musculatura lisa de las arterias provocando una vasodilatación natural, con el consiguiente aumento. en el flujo sanguíneo lo que prácticamente se traduce en una mayor vascularización. Se suele recomendar la ingesta de suplementos para la hipertensión que contengan estos dos aminoácidos precursores del óxido nítrico, con el fin de modular la función del endotelio.
Una integración más amplia y al mismo tiempo específica podría incluir:
- Arginina y citrulina (producción de óxido nítrico);
- Vitaminas C y E (protección contra el óxido nítrico);
- Magnesio (regulación de la contractilidad muscular);
- Ácido fólico metilado (metabolismo de la homocisteína).
La información relativa a medicinales, plantas medicinales y suplementos se extrae de libros de fitoterapia y material informativo de las empresas fabricantes y no pretende sustituir el consejo médico. Las aplicaciones comunicadas no tienen en ningún caso carácter prescriptivo ni terapéutico.