El hábitat, los alimentos, los medicamentos que se toman y el estilo de vida pueden afectar negativamente a nuestro sistema inmunológico. Tener una idea de cómo sucede esto puede marcar una gran diferencia en la prevención de muchas enfermedades. Podemos y debemos mejorar nuestro estilo de vida. Así que hagámoslo comenzando a respetar estos 11 puntos fundamentales para mejorarlo:

AZÚCARES La sacarosa deprime el sistema inmunológico y drena minerales preciosos del cuerpo. Incluso en pequeñas dosis el azúcar es perjudicial para la salud. Tomar 100 gramos (8 cucharadas) de azúcar, equivalente a unas dos latas de refresco, puede reducir en un 40% la actividad germicida de nuestros glóbulos blancos. El efecto inmunosupresor del azúcar comienza unos 30 minutos después de la ingesta y dura hasta cinco horas. Por el contrario, la ingestión de carbohidratos complejos o almidones no tiene efecto sobre el sistema inmunológico. Si se toma azúcar por la mañana, tarde y noche, el cuerpo permanece crónicamente en un estado de caos, que a la larga se vuelve dañino. Además, el azúcar es un asesino de nutrientes, lo que significa que hace que no obtengas suficientes nutrientes. Algunos nutrientes son neutralizados por el azúcar en el proceso metabólico.

FALTA DE SUEÑO Es posible que haya notado cómo la falta de sueño conduce a un aumento en la probabilidad de contraer resfriados u otras infecciones. La falta de sueño puede provocar un aumento en la producción de la hormona del estrés y una mayor predisposición a la inflamación. Si bien los investigadores no están exactamente seguros de cómo el sueño fortalece el sistema inmunológico, dormir al menos siete horas cada 24 horas es de gran ayuda para mantener una buena salud. Además, la falta de sueño afecta negativamente a la secreción de melatonina. La melatonina es una poderosa barrera contra los radicales hidroxilo y es dos veces más efectiva que la vitamina E contra los radicales peroxi.

VACUNAS Contrariamente a la opinión de muchos médicos, las vacunas debilitan el sistema inmunológico, en lugar de fortalecerlo. No es raro que contengan sustancias químicas y metales pesados, como mercurio y aluminio, es decir, agentes inmunodepresores. El mercurio provoca cambios en la actividad de los linfocitos, disminuyendo su viabilidad. Las vacunas también alteran algunos equilibrios a nivel de anticuerpos, al igual que sucede en enfermedades englobadas bajo el nombre de SIDA. Nuestros sistemas inmunológicos se sobrecargan para hacer frente a sustancias extrañas como los metales pesados, mientras que los virus son libres de reunirse en una comunidad, crecer y multiplicarse. Es un poco como tratar de nadar después de estar encadenado y esposado.

MEDICAMENTOS A medida que avanza la investigación, se encuentran cientos de medicamentos que aumentan la susceptibilidad a las infecciones y suprimen la función inmunológica. Los investigadores observaron una reducción de las citoquinas (hormonas mensajeras del sistema inmunológico) en un número significativo de usuarios de antibióticos. Muchos fármacos entorpecen los efectos provocados por la sinergia entre las células inmunitarias y los tejidos y órganos encargados de defender al organismo de enfermedades, infecciones y virus. La mayoría de los medicamentos también contienen un alto nivel de toxinas específicas, que diezman las bacterias intestinales beneficiosas, que son una fuente primaria de protección para el cuerpo humano. En consecuencia, el uso prolongado de medicamentos se asocia con una mayor frecuencia y duración de las infecciones.

ALCOHOL Y HUMO Ya es un hecho que el consumo habitual y prolongado de alcohol tiene graves consecuencias en la salud física y mental de las personas. Beber un par de copas de vino al día generalmente se considera una buena manera de apoyar la salud cardiovascular y cerebral. Pero un estudio de la Universidad de Rutgers ha indicado que el consumo constante de alcohol puede reducir la producción de células cerebrales en un 40% en un adulto. El alcohol también afecta la capacidad del sistema inmunitario para combatir infecciones y enfermedades. El consumo excesivo de alcohol, a la larga, conduce a la inmunodeficiencia de dos maneras: deficiencia nutricional y reducción de glóbulos blancos. El alcohol perjudica el metabolismo de los nutrientes debido al daño que causa a las células del tracto digestivo e interfiere con la secreción de algunas enzimas necesarias para la digestión. El alcohol también puede evitar que el hígado absorba vitaminas importantes. Fumar... no hace falta que lo repitas, por todos es sabido que es malo para la salud.

GRANOS REFINADOS Los granos refinados como la harina blanca, el arroz instantáneo, la pasta enriquecida y muchos tipos de comida rápida contienen pocos nutrientes y poca fibra en comparación con sus contrapartes de granos integrales.