Con el tiempo, las células se vuelven gradualmente senescentes, incapaces de multiplicarse, con engranajes que funcionan mal. Su perfil de actividad genética cambia; además, las 'tapas protectoras' de su ADN (los telómeros que protegen la integridad de los cromosomas, como los extremos de plástico de los cordones de los zapatos protegen las cuerdas del riesgo de deshilacharse) se desgastan con los años, la viabilidad celular se reduce. Activa la telomerasa, una enzima que alarga los telómeros humanos, que tienden a acortarse con la edad, por lo tanto, el alargamiento de los telómeros tiene un efecto antienvejecimiento que se suma a su acción antioxidante contra los radicales libres. En los últimos años, la biología de los telómeros se ha convertido en un actor esencial en el proceso de envejecimiento y enfermedad. Los telómeros son biomarcadores del envejecimiento; son estructuras de nucleoproteínas especializadas en los extremos de los cromosomas, el acortamiento de los telómeros es un fenómeno natural que indica el envejecimiento de la célula, pero en condiciones de daño en el ADN, estrés oxidativo, lesión isquémica o cualquier otro proceso patológico, la tasa de acortamiento de los telómeros se acelera causando rápido envejecimiento celular y muerte. La telomerasa es una enzima del cuerpo humano que promueve el alargamiento y el mantenimiento de la longitud de los telómeros.

El infarto de miocardio (IM) es una de las causas más comunes de morbilidad y mortalidad cardiovascular en todo el mundo. Aproximadamente 45.000 infartos de miocardio ocurren en todo el mundo cada día [1]. Sabemos que en muchos casos, después de una lesión miocárdica isquémica, se produce una remodelación adversa posterior al IM, lo que conduce a malos resultados a largo plazo. Por lo tanto, para una prevención eficaz de las secuelas a largo plazo, se requiere una comprensión más detallada de los factores relacionados con el envejecimiento, como el acortamiento de los telómeros, el daño oxidativo, la autofagia y la senescencia celular. El resveratrol es un fitoquímico fenólico derivado de las uvas. Es una sustancia bioactiva fisiológicamente neuroprotectora, cardioprotectora, nefroprotectora, antineoplásica, junto con un amplio espectro de efectos antioxidantes y antienvejecimiento. Es bien sabido que el resveratrol tiene efectos antiinflamatorios y protectores vasculares en varios modelos experimentales.

La suplementación con altas dosis de resveratrol ayudaría a contrarrestar el colesterol LDL, en personas obesas o con sobrepeso. En particular, el compuesto parece reducir la producción de apolipoproteína B, una molécula estructural y de transporte del llamado "colesterol malo".