La luteolina (3', 4', 5, 7-tetrahidroxiflavona) pertenece a la gran clase de flavonoides, pigmentos colorantes que van desde el marfil hasta el amarillo brillante, que tiene al menos cuatro mil componentes diferentes. Forma parte de la subclase de flavonas, que se encuentran de forma natural en la alcachofa, el perejil, el tomillo, el apio y el propóleo. Las plantas ricas en luteolina se utilizan habitualmente en la medicina tradicional china.

La luteolina, en forma de complemento natural, ha sido objeto de más de dos mil publicaciones que han destacado sus múltiples efectos beneficiosos sobre la salud cerebral, la longevidad y sus propiedades antitumorales.

Contrarresta el envejecimiento de las mitocondrias. Ahora sabemos que la disminución del rendimiento de las mitocondrias, los centros energéticos de las células, conduce a un aumento de la producción de radicales libres y, por tanto, está estrechamente relacionado con el envejecimiento general del organismo. Algunas publicaciones han sugerido que la luteolina contrarresta el envejecimiento de las mitocondrias debido a su capacidad para activar la producción de antioxidantes celulares, ostentando el título de "molécula antienvejecimiento".

Una poderosa sustancia antioxidante. En algunos estudios, se descubrió que la luteolina es dos veces más eficaz que la vitamina C, la vitamina E y otros siete flavonoides para contrarrestar el daño oxidativo causado al ADN. Esta sustancia natural, de hecho, es capaz de prevenir el daño oxidativo del ADN celular, permitiéndole mantener su completa integridad. Las actividades enzimáticas y genéticas del organismo dependen de la continua remetilación del ADN. Parece que la luteolina ayuda a mantener una buena metilación y por tanto previene mutaciones en el ADN que dañan las células y son probablemente una de las causas de la formación de cáncer.

Apoya las funciones cognitivas. Otros estudios in vitro también demuestran que ciertos flavonoides contenidos en las hojas de alcachofa, y en particular la luteolina, previenen la oxidación del colesterol LDL.

Esta sustancia natural es completamente atóxica. La dosis ideal, que permite una eficacia óptima, es de 100 mg al día, que se deben tomar durante las comidas principales aportando otros flavonoides ya que su presencia permite optimizar la acción de la luteolina.