Músculos
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Músculos del cuerpo humano.
Los músculos son órganos responsables del movimiento del cuerpo o de algunas de sus partes. Algunos de ellos dan motilidad al esqueleto, otros a los órganos sensoriales o pequeñas estructuras anatómicas; Pensemos, por ejemplo, en los músculos erectores del cabello involuntarios, que erigen el tallo del cabello en respuesta a un fuerte estímulo emocional (provocando la característica piel de gallina). La actividad muscular, por tanto, no sólo es importante para la locomoción, sino también y sobre todo para el mantenimiento de diversas funciones vitales, como la circulación sanguínea, la respiración y la digestión de los alimentos. Las células musculares tienen la capacidad de contraerse (reducir su longitud) y relajarse (volver a su longitud inicial) en respuesta a estímulos de diversa índole (nerviosos y hormonales); esta alternancia coordinada de acontecimientos da lugar al movimiento.
¿Qué son los músculos involuntarios?
Desde un punto de vista histológico, los músculos involuntarios se diferencian de los voluntarios porque las fibras que los componen no tienen las estrías características y, por lo tanto, se caracterizan por una estructura casi completamente uniforme; de ahí la definición de músculos "lisos". Todos los músculos presentes en las paredes del aparato digestivo, vasos sanguíneos, bronquios, útero y vejiga son involuntarios. En comparación con los músculos estriados, los músculos lisos se contraen y relajan más lentamente.
¿Qué son los músculos voluntarios?
Los músculos voluntarios se dividen en superficiales y profundos: los músculos superficiales son los músculos mímicos, presentes sólo en correspondencia con el cuello y la cabeza. En cambio, los músculos profundos se dividen en músculos esqueléticos, con inserciones en los huesos y responsables del movimiento, y músculos unidos a otros órganos (es decir, órganos de los sentidos como el ojo y el oído y otros órganos como la lengua y la faringe).
La contracción del músculo deriva de su capacidad para convertir la energía química, liberada por la hidrólisis del ATP, en energía mecánica activa; una parte no despreciable de esta energía (aproximadamente el 45%) se dispersa en forma de calor. Por tanto, el músculo también representa una fuente importante de energía térmica; Pensemos, por ejemplo, en el escalofrío: no es más que una contracción involuntaria y rítmica de los músculos estriados, que se produce con el objetivo de producir calor y así aumentar la temperatura corporal. La dispersión del calor es mayor cuanto más intensa es la extensión y duración de la acción contráctil desarrollada por el músculo
Los músculos proporcionan soporte estructural al cuerpo, permiten el movimiento y contribuyen activamente al metabolismo basal. El tejido muscular esquelético constituye aproximadamente el 40% del peso corporal de un individuo adulto: comprender los mecanismos que subyacen a los procesos de regeneración tisular en condiciones fisiológicas y en patología es de fundamental importancia. El mantenimiento de la integridad muscular depende principalmente de un grupo de células madre llamadas células satélite: cuando el músculo está en reposo, se encuentra en un estado inactivo/latente, llamado 'quiescencia'. Por el contrario, en respuesta al daño muscular, se activan y demuestran la extraordinaria capacidad de realizar dos acciones cruciales: son capaces de diferenciarse, es decir, transformarse en nuevas células musculares (mioblastos) que contribuyen a la regeneración del tejido dañado y, al mismo tiempo, tienen la capacidad de autorrenovarse, es decir, de dar lugar a nuevas células inactivas, asegurando el mantenimiento de una 'reserva' de células madre listas para ciclos regenerativos posteriores". Lo que permite esta plasticidad depende, de hecho, de una proteína particular, llamada Cripto.
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